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jueves, 6 de noviembre de 2014

En nombre de mi mortalidad.

Miles de  historias se perdieron en la calada número mil del cigarro equis. Un suspiro formado por mil alientos de nicotina que buscaban otras formas diferentes de morir.  El filtro se ennegrecía al igual que los desdichados pulmones, al igual que mi rajado corazón lleno de miserias. 
¿Por qué tragamos el humo y no los problemas? ¿Por qué morimos detrás de los polideportivos?
Un último cigarro más, por favor, en nombre de mi mortalidad, de nuestro falso amor, en nombre de tu puta madre si lo deseas empero no me prohíbas jamás  hundirme en alquitrán, fenol, catecol y pireno.

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