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viernes, 26 de julio de 2013

Malditos plebeyos.

Mi esquizofrénica mente logró frenar el imperecedero tiempo en mis deslucidas membranas oculares, haciéndome sentir en unas milésimas de segundo, más desgastado que todos mis muertos recuerdos.
Todo estaba inmóvil, no había ruidos, ni malos olores, ni siquiera había prisas. Solo había el silencio de miles y míseros humanos.
Maldito efímero sosiego que fue apagando, el erotismo que sentí en aquella execrable coyuntura de afasia completa por parte de cuerpos rígidos…
Torsos vacíos y yertos que me causaron una soledad plena que hizo  brotar en mí, la sensación de que el mundo era más bonito, cuando no había mundo y cuando no había  nada.

Y justo ahí, en ese pequeño instante de poderío por mi parte y absolutismo hacia todo, noté el Nirvana en mi lacerante espíritu, porque para mí, fue un placer ver callada la escoria del pueblo, y sentirme como un político enmudeciendo ideales.


jueves, 11 de julio de 2013

NO SOMOS NADIE.


Debajo de aquel mugriento puente estábamos los dos pronunciando palabras que la gente normal calificaría como sentimentales. Allí, entre nosotros se hallaba el silencio.
Nos escuchaba, tan tranquilo como siempre, pero, sin embargo, hasta él era más que nosotros, pues nunca habíamos llegado a ser lo que un día soñamos con convertirnos, porque, sencillamente, solo éramos dos desgraciados que dormíamos debajo de un amasijo de hierros.

El silencio cumplía más que nuestras promesas y tenía más valor que todos nuestros argumentos juntos, ya que él, era la quietud de los cadáveres, las notas de los músicos y el pánico de los dementes.
Solamente eran decibelios invisibles que encarnaban bocas calladas.

Pero aun  así, seguirá siendo más que nosotros, porque él fue, es y será, el representante de los poetas que callaron al morir de rodillas.


domingo, 23 de junio de 2013

A bad day.

Esta maldita y execrable noche  está más helada que de costumbre… Amarga  noche  de frío invierno intrínseca de ella matar el áspero asfalto a altas horas de la madrugada. Justo cuando los viejos  sueñan en fase rem y los niños lloran lágrimas que no son calmadas por absolutamente nadie.

El viento me está consumiendo mis delgadas y exánimes  piernas, ya perdí la noción del inmenso tiempo que llevo corriendo.
Mi conciencia está aportando fuertes latigazos a mi débil espalda, ya no diferencio las gamas de colores pues lo veo todo negro y demasiado oscuro.

Definitivamente no, no debí haberlos matado hoy, no hoy cuando míseros humanos atormentan las aceras con sus comentarios de mierda sobre sus aburridas vidas.

Las manos me huelen a fármacos  aunque ya no tengo puestos aquellos ajustados guantes de látex, pero aun así, yo, sigo corriendo, y cada vez más. Solamente espero que esto se acabe ya, y que mis oídos dejen de oír los llantos de aquellos largos minutos de torturas en un sótano sin luz donde sus  paredes goteaban el dolor de aquellos condenados idiotas.

No sé cuántos años habrán pasado desde aquel entonces… Pero jamás estaré a salvo, porque aun estando en esta maldita celda, de esta maldita prisión de Manhattan continúo viéndolo todo negro y mis manos siguen oliendo a  acerbos fármacos.



martes, 30 de abril de 2013

148 días.


Respiré el denso aire de nuestro bello palacio formado a partir de las gratas palabras que componían nuestra perenne historia. 

En ese castillo. Entre esas desgastadas y viejas tapias, cada vez que se fugaba el sol y  se achantaba en otro loco hemisferio, nos convertíamos en ebrios dementes donde bailábamos toda la dulce noche, buscándonos el uno al otro en el inmenso hueco de nuestras vacías y difuntas almas.
Nos movíamos por aquella pista como enamorados,apropiándonos de ella. Y tú me susurrabas al oído que vivías por y para nuestro baile... Me agarrabas de la mano, salvándome de las pesadillas de este inhóspito mundo, pues las estrechas paredes de nuestro trono se llenaban de tautologías que hacían que el frío se convirtiese en más frío y el dolor en más dolor.

Los dos nos sentíamos absolutamente solos puesto que no teníamos nada porque, en realidad, nunca llegamos a ser algo.
Aun así, en nuestras membranas oculares conseguíamos guardar todo lo que perdimos por estar juntos y pensádolo bien mereció la pena, por consiguiente aquello solo llegaban a ser viejos recuerdos amueblados en nuestra polvorienta mente.
Y creeme que a veces las estrellas al observarnos forman una constelación en forma de corazón, siendo ellas las únicas espectadoras de nuestro romance.

Eses astros son los que nos ayudaron a finalizar el baile una noche más en silencio.


lunes, 1 de abril de 2013

Matar o no matar, este es el problema. (1973)


Hijo, una larga noche de fuerte viento de 1936 me desvelé por culpa del denso ruído del gentío, el bullicio provocaba un eco en mi cabeza demasiado irritante, y entonces yo dejé de soñar...dejé de pensar...
Me asomé por unos instantes a la pequeña véntana de mi cuarto, para dejar de jadear, y apaciguar mi precoz despertar.

Mis ojos batieron con un hombre que llevaba ropa desgastada e inmoral, él, tenia cicatrices que cruzaban todo su débil rostro. El varón estaba sangrando. Sus heridas eran llagas hondas. Se estaba muriendo lentamente.

Me observó con compasión y yo de manera recíproca también le observé. Sus retinas transmitían un gran vacío abismal mezclado con terror, sudor y lágrimas.
Los sonidos se propagaron de sus labios y tartamudeó un breve mensaje.
Me dijo que el disparo desmandado de los rifles sería el despertador de nuestro pueblo, manifestó que nos daría igual una dictadura que un comunismo, que olvidaríamos los besos y los abrazos, y aun así  tendríamos que elegir entre matar o morir. 
Aquel humilde hombre me aseguró que el frío congelaría la ciudad en enero y desnudaría los caminos de barro y que todos nos odiaríamos en esta muerta nación.
Hijo, aquel viejo me dijo que moriría de hambre, pero en cambio yo... Yo sobreviví a la guerra civil.

domingo, 10 de febrero de 2013

Always we will be young


Nosotros escribimos letras prohibidas, cantamos sobre sonatas melancólicas y corrimos bajo la lluvia en los meses de pleno invierno para escondernos del mundo.

El THC nos cerraba lentamente los ojos una noche más; ya eran 4878 noches sin sentido. Noches en las que quedábamos ciegos en nuestro propio recoveco de esperanza. No obstante, incluso viéndolo todo negro, yo sentía que mi corazón se encontraba más desgastado que todos mis grandes fallos.
Mas mientras me hundía de manera taciturna, tú, me susurrabas que todo iría bien,  que aun inhalando el espeso humo de mi cigarro liado, seguirías siendo mi última calada de aliento.

Mis pulmones  continuaban ahogándose en nicotina aunque ahora solo quede una collilla y cuantiosas cenizas esparcidas en la  arena.



sábado, 12 de enero de 2013

E morreremos todos.


Creamos un forte exército de afables poetas,
que traían consigo férreos escudos de palabras
e cargaban armas con pétalos e bolboretas.

Todos nós, estabamos nunha xigantesca guerra,
unha guerra de valentes xograres e trobadores,
combatendo nun feudo prohibido,
esforzándonos por ser, os mellores líricos.

Eramos portadores de maxia,
condutores de pensamentos,
levantamos unha tropa,
con mil e un famentos.

Nas cinsas da nosa alma,
quedaban os nosos difuntos textos,
chorando e descompoñéndose
nesta noite de longo inverno.

As pingas de suor ateigaban o terreo,
porque no campo desta inmensa cruzada,
xa non quedaban gladiadores infames,
se non, escritores tolos.

Pero loitamos e loitamos,
Só polas nosas fermosas verbas.
Pois xa tiñamos quebrados os óso
E esnaquizado o corazón.

E foi así, como os cabaleiros morremos un a un,
no epílogo daquel ilustre relato.
Porque fumos incapaces de abandoar
Os principios que formaron parte de nós.




(Honrar á lingua galega, polo feito de facerme merecedora do segundo premio do XVII Certame de Poesía Francisco Añón. Grazas)